domingo, 25 de septiembre de 2011

EL ALMA DE LOS RURALES

Cuando una maestra interina acaba el curso, pasa el verano temblando, pues piensa y repite pensando....dónde porras le darán este año. Yo llevo ya un tiempecillo muy largo asi, ya que el miedo siempre está en sacarme unas oposiciones y que me manden fuera de mi casa, en la que ya tengo una familia y una vida. Yo no puedo imaginarme una situación fuera de mi entorno. Así que llevo siendo interina eterna muchos años y así sé que me quedo cerca de mi casa. Además, soy de las que tienen la mala manía de pensar que en mi casa soy imprescindible. No puedo quejarme para nada de ninguno de los destinos que me han tocado. Siempre tengo buenos.....MUY buenos recuerdos de todos. Aún conservo recortes de periódico en los que alguna vez que otra he salido con mis alumnos en él. Todavía guardo con esmero figuritas y regalos de alumnos que en el año 1997 tenían 7 años y más de una vez por la calle me han parado mujeres u hombres que me han llamado "maestra". Otras veces he ido a cafeterías y me he encontrado a antiguos alumnos sirviendome el café. Y....es que.....16 años ya en esta profesión dan para mucho. Siempre guardo un recuerdo muy especial de las escuelas rurales. Es un mundo distinto. Después de recorrer un largo trecho de curvas, llegas al pueblo y ves a los niños corriendo por la cuesta porque estaban controlando desde su ventana el coche subir por esa carretera solitaria. La unión que hay con las familias en una escuela rural no la hay en ningún sitio. He recorrido tres de mi provincia: CPR Alto Almanzora, CPR las Estancias y CPR Alhfil (en el que estoy también este curso). Del CPR Las Estancias guardo uno de mis mejores recuerdos, ya que en él fue en el que me empezó el gusanillo por las escuelas rurales. Creo que fue mi mejor experiencia en mi vida de maestra. Los alumnos, el profesorado......Y me viene a la memoria la primera vez que llegué a uno de sus anejos: Góñar. En ese pueblo había criaderos de cerdos y el olor era impresionante. Pero la nariz se acaba acostumbrandose y al final no huele a nada. Del Rural del Alto Almanzora tengo que recordar a mi magnífico compañero, que su nombre es Trino. Se quedaba a comer conmigo alli para que no me quedara sóla comiendo en el pueblo. Qué frio hacía en Bacares, que tormentas de nieve pillé por la carretera. Y como mi hija estaba tan pequeñita, me iba y me venía todos los días desde la capital. Era toda una aventura ver a los jabalies, a los ciervos, las ardillas, los conejos.....Era el National Geographic. Y los recreos, que se hacían en la plaza del pueblo. Había una fuente y caía una gotita de agua que se quedaba congelada. Que de sabañones me salieron. Pero........¡¡¡¡era la maestra!!!! Actualmente he repetido por tercera vez en el rural Alphil. Siempre digo que me quiero jubilar allí. Mis mejores recuerdos de este rural los tengo de Senés, en el que pasé más tiempo los dos últimos años que estuve haciendo el apoyo además del inglés. Se llega a querer a esos niños casi como si fueran hijos. Es increible el acercamiento a ellos en un rural. Hasta cuando se ponen malitos, arreas con ellos "a cuestas" y los acercas a su casa. Allí me pegaron la varicela, creyendo que la había pasado. Este año estoy más tiempo en Turrillas. Uno de los pueblos a los que tengo que ir y allí doy el apoyo y el inglés. Hay siete alumnos de todas las edades. Fue increible la movilización del pueblo cuando llegó la tutora, que era de fuera y le prepararon una casa para ella. Entre todo el pueblo se la montaron. ¡¡¡Eso es un rural!!! Es increible......mientras en las ciudades somos unos monstruos que están amargando la existencia de sus hijos con las tareas, en los rurales somos aún ángeles dedicados a la enseñanza de sus hijos. Somos.....LAS MAESTRAS

No hay comentarios:

Publicar un comentario